miércoles, agosto 16

Compromiso

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Me había imaginado el momento un millón de veces. Pero allí estaba, sin saber qué decir. Era un viernes, el 18 de noviembre, y tenía planes para cenar con mis amigas. 2 noches antes Marta me había llamado para cancelar. Fulanita y Menganita no podían venir así que se había decidido posponer la ocasión. Así que como cualquier otro día volvía a casa tras acabar mis clases de Master. De vuelta pensaba en lo cansada que estaba y que lo que más me apetecía en esos momentos era cenar con mi novio y ver un DVD. Mejor si se trataba de una comedia romántica.
Eran las 11 menos cuarto. Solía llegar antes a casa pero aquel día habíamos tenido una presentación y habíamos terminado a las 10 y media. Escuché a mi dulce maltés ladrar a la puerta. El cachorro tenía tres meses por aquel entonces. Mientras abría la puerta también pude oír unos pasos corriendo hacia la puerta. Allí estaba él con una sonrisa de oreja a oreja. En el fondo, la mesita del café estaba preciosa. Flores, velas y un aroma delicioso. Aunque lo único que podía ver era un anillo de compromiso sobre uno de los platos, tal y como muestra la foto. El iba diciendo "Sí, es verdad" y yo preguntaba de forma estúpida si estaba completamente seguro. A lo largo de las pasadas semanas había estado pensando en qué anillo regalarme, donde comprarlo, y yo no tenía ni idea. Es cierto que esperaba que nos comprometiéramos. Después de todo llevábamos casi 9 años juntos.
Aquella tarde había venido a mi casa con su hermana y juntos lo prepararon todo. Cocinaron la mejor de las comidas de la mejor de las maneras y os aseguro que convirtieron mi horrible día en uno de los momentos más especiales de mi vida.