Compromiso
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Me había imaginado el momento un millón de veces. Pero allí estaba, sin saber qué decir. Era un viernes, el 18 de noviembre, y tenía planes para cenar con mis amigas. 2 noches antes Marta me había llamado para cancelar. Fulanita y Menganita no podían venir así que se había decidido posponer la ocasión. Así que como cualquier otro día volvía a casa tras acabar mis clases de Master. De vuelta pensaba en lo cansada que estaba y que lo que más me apetecía en esos momentos era cenar con mi novio y ver un DVD. Mejor si se trataba de una comedia romántica.
Eran las 11 menos cuarto. Solía llegar antes a casa pero aquel día habíamos tenido una presentación y habíamos terminado a las 10 y media. Escuché a mi dulce maltés ladrar a la puerta. El cachorro tenía tres meses por aquel entonces. Mientras abría la puerta también pude oír unos pasos corriendo hacia la puerta. Allí estaba él con una sonrisa de oreja a oreja. En el fondo, la mesita del café estaba preciosa. Flores, velas y un aroma delicioso. Aunque lo único que podía ver era un anillo de compromiso sobre uno de los platos, tal y como muestra la foto. El iba diciendo "Sí, es verdad" y yo preguntaba de forma estúpida si estaba completamente seguro. A lo largo de las pasadas semanas había estado pensando en qué anillo regalarme, donde comprarlo, y yo no tenía ni idea. Es cierto que esperaba que nos comprometiéramos. Después de todo llevábamos casi 9 años juntos.
Aquella tarde había venido a mi casa con su hermana y juntos lo prepararon todo. Cocinaron la mejor de las comidas de la mejor de las maneras y os aseguro que convirtieron mi horrible día en uno de los momentos más especiales de mi vida.
Me había imaginado el momento un millón de veces. Pero allí estaba, sin saber qué decir. Era un viernes, el 18 de noviembre, y tenía planes para cenar con mis amigas. 2 noches antes Marta me había llamado para cancelar. Fulanita y Menganita no podían venir así que se había decidido posponer la ocasión. Así que como cualquier otro día volvía a casa tras acabar mis clases de Master. De vuelta pensaba en lo cansada que estaba y que lo que más me apetecía en esos momentos era cenar con mi novio y ver un DVD. Mejor si se trataba de una comedia romántica.
Eran las 11 menos cuarto. Solía llegar antes a casa pero aquel día habíamos tenido una presentación y habíamos terminado a las 10 y media. Escuché a mi dulce maltés ladrar a la puerta. El cachorro tenía tres meses por aquel entonces. Mientras abría la puerta también pude oír unos pasos corriendo hacia la puerta. Allí estaba él con una sonrisa de oreja a oreja. En el fondo, la mesita del café estaba preciosa. Flores, velas y un aroma delicioso. Aunque lo único que podía ver era un anillo de compromiso sobre uno de los platos, tal y como muestra la foto. El iba diciendo "Sí, es verdad" y yo preguntaba de forma estúpida si estaba completamente seguro. A lo largo de las pasadas semanas había estado pensando en qué anillo regalarme, donde comprarlo, y yo no tenía ni idea. Es cierto que esperaba que nos comprometiéramos. Después de todo llevábamos casi 9 años juntos.
Aquella tarde había venido a mi casa con su hermana y juntos lo prepararon todo. Cocinaron la mejor de las comidas de la mejor de las maneras y os aseguro que convirtieron mi horrible día en uno de los momentos más especiales de mi vida.
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